Los voluntarios están en el frente de todo conflicto importante, catástrofe natural o crisis grave. De forma menos visible, todos los días y en todas partes, todo tipo de gente trabaja como voluntaria para afrontar tensiones que ponen a prueba su resiliencia, tales como una educación deficiente, mala salud y pobreza. En muchas comunidades, especialmente las que carecen de apoyo público y redes de seguridad, el servicio voluntario surge como estrategia de supervivencia fundamental, ya que favorece estrategias colectivas para gestionar el riesgo.
El Informe sobre el estado del voluntariado en el mundo 2018, El lazo que nos une: Voluntariado y resiliencia comunitaria, atiende al modo en que las características distintivas del voluntariado local pueden suponer una ayuda o un obstáculo para las comunidades en crisis. Por primera vez, el informe se basa en la investigación de campo llevada a cabo por voluntarios con 1200 participantes de 15 comunidades diversas. También estudia de qué forma los gobiernos y otros actores de desarrollo pueden colaborar con soluciones locales para fortalecer la resiliencia comunitaria.