En el terreno del apoyo psicosocial, las últimas dos décadas han sido
de un inmenso desarrollo. La necesidad del apoyo social basado en la comunidad, tanto durante la respuesta a las crisis como en el trabajo de desarrollo, se ha puesto en evidencia de manera más y más clara, particularmente a la luz de operaciones como la del terremoto de Bam en 2003, el tsunami de Océano Índico en 2004, y siguientes operaciones de respuesta. El apoyo psicosocial empodera a los individuos y a sus comunidades para abordar las reacciones emocionales a los eventos críticos, y también crea la cohesión comunitaria esencial para la adaptación, transformando los problemas en soluciones para el progreso sostenible y para moverse hacia delante. Los programas psicosociales, cuando se planifican y se implementan correctamente, pueden ayudar a evitar que una emergencia se convierta en un desastre. Como tal, es vital en todo el trabajo de la Cruz Roja y la Media Luna Roja.