Hemos sido afectados drásticamente por esto. Puesto que no podemos hacer muchas de las actividades que hacíamos anteriormente, como convivir con las personas a las que prestabamos nuestros servicios humanitarios o con nuestros compañeros voluntarios.
En un aspecto emocional y/o psicológico creo que no todos la hemos pasado bien, hay jóvenes que han sabido llevar todo este tema del “encierro” pero, por otra parte muchos jóvenes no pueden controlar lo que sienten y les genera ansiedad, nervios, etc.
Nuestro reto es adaptarnos a la “nueva normalidad” para poder brindar nuestros servicios nuevamente y hacer todo lo posible para cuidar a la población y a nosotros mismos.